El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico que afecta el cerebro y los nervios, y hace que una persona haga movimientos, sonidos o espasmos repentinos llamados «tics» de manera involuntaria y sin poder controlarlo.
Los tics generalmente comienzan alrededor de los 2 años, y tienden a disminuir durante la adolescencia. Si bien estos pueden continuar hasta la edad adulta, ocurren con menos frecuencia y son menos graves que en la infancia.
Síndrome de Tourette y su manifestación
Los tics son el síntoma principal del síndrome de Tourette, y pueden ser complejos o simples:
- Los tics complejos involucran muchos movimientos y grupos de músculos. Saltar es un tic motor complejo, así como también la repetición de ciertas palabras o frases es un tic complejo pero de tipo vocal.
- Los tics simples son movimientos rápidos y repetidos que solo involucran a unos pocos grupos de músculos. El encogimiento de hombros es uno de los tics motores simples más frecuentes.
Otros ejemplos de tics motores incluyen:
- Sacudidas del brazo
- Doblar la cintura
- Parpadeo de ojos
- Sacudidas o torsiones de la cabeza
- Saltos
- Movimientos de mandíbula
- Expresiones faciales torcidas o distorsionada
Ejemplos de tics vocales incluyen:
- Ladridos
- Gruñidos
- Gritos
- Olfatear
- Sonidos de garganta
¿Los tics son dañinos o peligrosos?
Algunos tics pueden resultar dañinos, como los tics motores que hacen que alguien se golpee en la cara. Un tic vocal llamado coprolalia conduce a malas palabras o lenguaje inapropiado, lo que puede hacer que alguien parezca intencionalmente perturbador u ofensivo, aunque sea un impulso incontrolable.
Síndrome de Tourette y sus orígenes
El síndrome de Tourette tiende a ser hereditario, aunque existen otros factores que pueden aumentar el riesgo:
- Una madre que tuvo náuseas y vómitos intensos durante el primer trimestre del embarazo, estuvo bajo estrés severo durante la gestación o bebió mucho café, fumaba cigarrillos o bebió alcohol
- No tener suficiente oxígeno o suministro de sangre durante el parto
- Bajo peso al nacer y signos de daño cerebral o una sección del cerebro agrandada
- Un peso al nacer menor que el de un gemelo idéntico
¿Se pueden controlar o eliminar los tics?
Mucha gente con síndrome de Tourette describe sentir un impulso premonitorio que precede a la aparición de un tic. Este impulso premonitorio es una sensación similar a la que siente cuando se necesita estornudar. Con los tics, el impulso premonitorio se describe como una acumulación de presión, tensión o energía que se alivia cuando se expresa el tic.
La capacidad temporal de retener o suprimir un tic es algo así como la sensación de contener un estornudo o tratar de no rascarse la picadura de un insecto, y varía de persona en persona. Esta supresión del impulso puede requerir de mucha energía, lo que dificulta la concentración en otras tareas.
En el caso de los niños pequeños, en la mayoría de los casos no se dan cuenta de sus tics, y si son conscientes, no cuentan con la capacidad para suprimirlos. Exigirle a un niño que reprima sus tics puede resultar contraproducente, ya que al igual que en el caso de los adultos, se trata de una reacción que requiere de una enorme cantidad de energía y concentración que puede impactar negativamente en otras tareas. Estudios han demostrado que tanto niños como adolescentes que han encontrado espacios de aceptación a su condición han rendido mucho mejor en sus actividades, e incluso han mostrado una disminución en la cantidad de tics que experimentan gracias a que su entorno le quita atención.
Tratamiento para el síndrome de Tourette
El tratamiento para el síndrome de Tourette depende de la gravedad de la afección. La mayoría de las personas con síndrome de Tourette pueden controlar sus síntomas por sí mismas y tienden a encontrar un lugar tranquilo y aislado para «desahogar» esos tics irresistibles y las vocalizaciones que han estado reprimiendo a lo largo del día cuando son capaces de hacerlo.
Otros, por su parte, requieren una variedad de medicamentos para ayudar a controlar los síntomas. Generalmente, los medicamentos se incorporan en pequeñas dosis y se aumentan lentamente hasta que se controlen los síntomas.
Dado que el estrés parece empeorar el síndrome de Tourette, resulta útil aprender técnicas de relajación y abordar la situación desde la psicoterapia para aprender a sustituir un tic inaceptable, como maldecir, por uno más tolerable que permita al paciente llevar una vida normal.