El síndrome de piernas inquietas (SPI), también llamado enfermedad de Willis-Ekbom, es un trastorno del sueño que provoca una necesidad intensa, muchas veces irresistible, de mover las piernas (e incluso los brazos o el cuerpo). Ocurre junto con otras sensaciones en las extremidades descritas como tirones, palpitaciones, picazón, dolor, ardor u hormigueo.
Estas sensaciones suelen ocurrir cuando se está acostado en la cama o cuando se está sentado durante largos períodos de tiempo, sucediendo en la mayoría de los casos por la noche, lo que dificulta conciliar el sueño.
¿Quienes padecen el síndrome de piernas inquietas?
Los síntomas del síndrome de piernas inquietas pueden comenzar en la niñez o la edad adulta, pero la probabilidad de tener el síndrome aumenta significativamente con la edad. Esta enfermedad es más común en mujeres que en hombres, y se cree que hasta un 10% de la población lo padece.
Síndrome de piernas inquietas y sus causas
Si bien los especialistas creen que puede haber una predisposición genética y un desencadenante ambiental para el síndrome de piernas inquietas, lo cierto es que sus causas específicas aún son desconocidas.
Más del 40 por ciento de las personas con SPI tienen antecedentes familiares de la afección: de hecho, existen cinco variantes genéticas asociadas con el mismo. Cuando es hereditario, los síntomas suelen comenzar antes de los 40 años.
Se cree, por otro lado, que puede llegar a existir una conexión entre el síndrome de piernas inquietas y los niveles bajos de hierro en el cerebro, incluso cuando los análisis de sangre muestran que el nivel de hierro es normal.
El SPI también puede estar relacionado con una interrupción en las vías de la dopamina en el cerebro, fenómeno que también sucede en la enfermedad de Parkinson. Esto puede explicar por qué muchas personas con Parkinson también tienen síndrome de piernas inquietas e incluso se utilizan los mismos medicamentos para tratar ambas dolencias. Si bien las investigaciones al respecto de este vínculo aún están en proceso, existen indicios acerca de una conexión clara entre ambas afecciones.
Se cree que ciertas sustancias como la cafeína o el alcohol puedan desencadenar o intensificar los síntomas. Otras causas potenciales incluyen ciertos medicamentos que se utilizan para tratar:
- Alergias
- Náusea
- Depresión
- Psicosis
Si bien el SPI primario no está relacionado con una afección subyacente, existen casos en los que el síndrome puede ser una consecuencia de otro problema de salud, como neuropatía, diabetes o insuficiencia renal. Cuando ese es el caso, el tratamiento de la afección principal puede resolver los problemas del SPI.
Síndrome de piernas inquietas: síntomas
Los síntomas del síndrome de piernas inquietas incluyen:
- Molestias en las piernas (o brazos): los adultos a menudo describen estas sensaciones incómodas en las extremidades como picazón, sensación de tirón, palpitaciones, ardor, quemazón, hormigueo, entre otros. Estas sensaciones generalmente ocurren a la hora de acostarse, pero pueden darse en otros momentos de inactividad de las extremidades.
- Necesidad de mover las piernas (o los brazos): para aliviar la incomodidad de las extremidades, el paciente siente una necesidad incontrolable de moverlas, especialmente cuando está descansando, como cuando está sentado o acostado.
- Interrupción del sueño: a menudo se necesita más tiempo para conciliar el sueño debido a la necesidad de mover las extremidades para aliviar la incomodidad. A veces, permanecer dormido también puede resultar difícil, lo que impacta de manera directa en la calidad del sueño y del descanso.
- Problemas a la hora de acostarse: debido a la incomodidad, es posible que la persona deba levantarse de la cama para estirar las extremidades y aliviar la incomodidad antes de poder dormir, lo que provoca una serie de rechazo al momento del descanso que puede ser complejo de llevar.
- Somnolencia diurna: los problemas para conciliar el sueño y permanecer dormido pueden provocar somnolencia diurna.
- Problemas con el rendimiento laboral: una vez más, debido a la interrupción del sueño, pueden surgir problemas en el comportamiento diurno (irritabilidad, mal humor, dificultad para concentrarse, hiperactividad, etc.) y afectar de manera directa el rendimiento laboral.
Factores de riesgo para el síndrome de piernas inquietas
Existen ciertas cosas que pueden poner a una persona en una categoría de mayor riesgo de sufrir síndrome de piernas inquietas. Algunos de estos aspectos son:
- Género: las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres de tener SPI.
- Edad: aunque se puede contraer el síndrome a cualquier edad, es más común y tiende a ser más grave después de la mediana edad.
- Antecedentes familiares: es más probable que una persona tenga SPI si otros miembros de su familia lo tienen.
- Embarazo: algunas mujeres desarrollan el síndrome durante el embarazo, especialmente en el último trimestre. Por lo general, esto se resuelve a las pocas semanas del parto.
- Enfermedades crónicas: afecciones como la neuropatía periférica, la diabetes y la insuficiencia renal pueden provocar el síndrome de las piernas inquietas. A menudo, el tratamiento de la afección alivia los síntomas del SPI.
- Medicamentos: los medicamentos contra las náuseas, antipsicóticos, antidepresivos y antihistamínicos pueden desencadenar o agravar los síntomas del SPI.
Tener síndrome de piernas inquietas puede afectar la salud y calidad de vida del paciente en general. Tener este síndrome y ver afectada la calidad crónica del sueño puede generar un mayor riesgo de algunas enfermedades como:
- Cardiopatía
- Carrera
- Diabetes
- Nefropatía
- Depresión