La disfunción ejecutiva es un término que refiere a una variedad de dificultades cognitivas, emocionales y de comportamiento asociadas frecuentemente a una lesión en los lóbulos frontales del cerebro. El deterioro de las funciones ejecutivas es común tras haber sufrido daño cerebral adquirido y tiene un impacto profundo en muchos aspectos de la vida cotidiana del paciente.
¿Qué son las funciones ejecutivas?
El funcionamiento ejecutivo es un término genérico que refiere a una cantidad diversa de habilidades como:
- Planificación y organización
- Pensamiento flexible
- Multitarea
- Resolver problemas
- Conciencia de sí mismo
- Reglas de aprendizaje
- Comportamiento social
- Toma de decisiones
- Motivación
- Iniciar un comportamiento apropiado
- Inhibir el comportamiento inapropiado
- Control de las emociones
- Concentrarse y asimilar información
La mayoría de nosotros damos por sentadas estas habilidades y realizamos sin esfuerzo tareas extremadamente complejas todo el tiempo en nuestra rutina cotidiana. Tareas tan habituales como preparar una comida requieren de funciones cerebrales avanzadas que muchas veces pueden verse seriamente afectadas tras el daño cerebral, provocando una disfunción ejecutiva.
¿Qué parte del cerebro controla las funciones ejecutivas?
Las funciones ejecutivas están controladas por los lóbulos frontales: estos están conectados con muchas otras áreas del cerebro y coordinan las actividades de estas otras regiones con las que se vinculan. Se les puede considerar como el director de la orquesta del cerebro.
El daño de los lóbulos frontales es la causa más común de disfunción ejecutiva, aunque ocasionalmente, el daño a otras áreas del cerebro que están conectadas a los lóbulos frontales también pueden generar una afectación a estas funciones.
Los lóbulos frontales cubren una gran parte de la zona delantera del cerebro, directamente detrás de la frente, y son particularmente vulnerables a los TCE, debido principalmente a su ubicación en la parte frontal del cerebro y a su gran tamaño. Incluso un golpe en la parte posterior de la cabeza puede llegar a causar una lesión en el lóbulo frontal porque el cerebro se golpea hacia adelante y hacia atrás en el cráneo y los lóbulos frontales golpean contra las crestas óseas sobre los ojos.
¿Qué es la disfunción ejecutiva?
Dado que las funciones ejecutivas están involucradas incluso en las actividades más rutinarias que realizamos en nuestra vida cotidiana, el daño en el lóbulo frontal pueden conducir a déficits en las habilidades cognitivas (pensamiento), así como también en la personalidad y en el comportamiento social.
Veamos cuales son los efectos más comunes de la disfunción ejecutiva:
- Dificultades para iniciar, organizar y realizar actividades
- Problemas para pensar con anticipación y llevar a cabo la secuencia de pasos necesarios para completar una tarea
- Rigidez en pensamientos y acciones
- Dificultad para evaluar el resultado de las acciones y capacidad reducida para cambiar el comportamiento o cambiar entre tareas si es necesario
- Resolución de problemas inadecuada
- Tener dificultades para anticipar las consecuencias de los actos
- Disminución de la capacidad para emitir juicios precisos o encontrar soluciones si las cosas van mal
- Impulsividad, actuar demasiado rápido e impulsivamente sin pensar completamente en las consecuencias
- Alteraciones del humor
- Dificultad para controlar las emociones que pueden conducir a arrebatos emocionales como ira o llanto
- Capacidad reducida para participar en interacciones sociales
- Tener dificultades para iniciar conversaciones, participar o prestar atención a ellas
- Falta de juicio en situaciones sociales, lo que puede llevar a decir o hacer cosas inapropiadas
- Dificultades de memoria y atención
- Dificultad para aprender nueva información
- Disminución de la memoria de eventos pasados, o actuales, o futuros, lo que puede provocar disrupción en el rendimiento de su vida diaria
Es importante recordar que no todas las personas con disfunción ejecutiva experimentan todos estos problemas, y que la situación varía enormemente de paciente a paciente. Los síntomas pueden ser desde efectos sutiles, que solo los amigos cercanos y familiares pueden notar, hasta comportamientos extremos y problemáticos que impactan de forma directa en la calidad de vida del sujeto.
Estrategias de afrontamiento para pacientes con disfunción ejecutiva
Dado que las funciones ejecutivas son una parte sumamente importante de nuestra vida diaria, es fundamental contar con profesionales especializados (neuropsicólogos y terapeutas ocupacionales) para tratar estos déficits. Existen algunas pautas para poder encontrar «estrategias de afrontamiento» cuando surgen problemas. A continuación, se ofrecen algunas sugerencias de estrategias que pueden ayudar:
Planificación
Es importante poder contar con el suficiente tiempo para planificar actividades y registrar los planes, utilizando todas las ayudas posibles (como calendarios, agendas, dispositivos electrónicos, móviles).
Cuando se deba planificar el día, semana o una actividad en particular, puede ser bueno utilizar un enfoque de “paso a paso” o dividir la actividad o la jornada en cuestión en varias partes para que sean más manejables.
Ensayar mentalmente los planes
Tener la posibilidad de charlar los planes con otras personas puede ser muy útil a la hora de implementar estrategias de organización cuando existe disfunción ejecutiva: estas personas pueden ayudar a crear una lista de verificación paso a paso sobre que se debe hacer durante el día.
Por otro lado, puede ser útil colocar listas de verificación en lugares clave de la casa para ir recordando las diferentes secuencias que se deben seguir para realizar una tarea en concreto.
Se sugiere preparar una rutina semanal para tareas como comprar, lavar y ordenar la casa. Saber que, por ejemplo, el lunes es día de compras, puede resultar en un incentivo más para hacer la tarea en cuestión.
Estado anímico
Cuando el paciente que ha sufrido daño cerebral se siente incapaz de controlar sus emociones, lo mejor es manifestar la situación al médico. El profesional podrá derivar al sujeto a un especialista que pueda ayudarlo a manejar su estado anímico.
Por otro lado, es importante que las personas que rodean al paciente con disfunción ejecutiva sepan acerca de los cambios de comportamiento y personalidad. El entorno del paciente deberá tener presente que estos cambios son resultado del daño cerebral, y que los mismos no guardan relación alguna con una falta de actitud ni de motivación del individuo.
Dificultades sociales
Los amigos o familiares de confianza pueden ser de gran ayuda para la persona que sufre disfunción ejecutiva, volviéndose un auxilio a la hora de guiar al paciente en las distintas situaciones sociales para señalarle cuando algo no es del todo apropiado.