La Esclerosis Múltiple es una enfermedad que afecta el sistema nervioso central (SNC), compuesto por el cerebro y la médula espinal. Pensemos en el SNC como el cableado de una casa: de la misma manera que los cables transportan la electricidad que alimenta las luces de la misma, el SNC transmite impulsos nerviosos o mensajes desde el cerebro a todo el cuerpo y viceversa. Estas señales nerviosas nos ayudan a mover nuestras extremidades y a utilizar nuestros sentidos de la vista y el tacto, entre otros. Debido a que la Esclerosis Múltiple ataca el SNC, esta enfermedad puede afectar de manera directa la forma en que interactuamos con todo lo que nos rodea.
La EM y el sistema nervioso central
Normalmente, nuestro sistema inmunológico utiliza la inflamación para protegerse y combatir la invasión de sustancias u organismos que resultan extraños en el cuerpo: sin embargo, en la Esclerosis Múltiple, la inflamación producida por nuestro sistema inmunológico se dirige contra partes de nuestro sistema nervioso central (SNC).
La respuesta autoinmune dentro del SNC puede causar una ruptura en la barrera hematoencefálica, siendo ésta la capa de células que rodea los vasos sanguíneos en el cerebro y la médula espinal y que normalmente evita que las sustancias se pasen del torrente sanguíneo al SNC. Pequeñas roturas en esta barrera son las que permiten que las células dañinas ingresen al SNC, lo que da como resultado la inflamación que daña al cerebro y a la medula espinal.
En la EM, las células inflamatorias atacan la mielina, que es la sustancia grasa que rodea y protege las neuronas. La mielina actúa como una cubierta protectora, similar al aislamiento de plástico que cubre los cables eléctricos en una casa, haciendo alusión nuevamente a la metáfora que utilizamos anteriormente. En las neuronas dañadas por la Esclerosis Múltiple, faltan partes de la vaina de mielina, por lo que desaparece esa función protectora característica.
Inflamación y desmielinización en la EM
Además de dañar la mielina, como mencionamos en el párrafo anterior, la inflamación causada por la Esclerosis Múltiple también puede dañar las células que producen esta mielina, llamadas oligodendrocitos. Este fenómeno de destrucción de mielina y oligodendrocitos causada por la enfermedad es lo que se conoce como “desmielinización”. Este proceso a su vez, causa lesiones o cicatrices a lo largo del recubrimiento de mielina.
El término “Esclerosis Múltiple” hace alusión precisamente a este fenómeno, a través del cual se acumula tejido cicatricial endurecido en los diferentes lugares donde se produjo el daño a la mielina.
El impacto neurológico de la Esclerosis Múltiple
Muchos de los síntomas de la EM involucran la función neurológica: estos signos comunes de la enfermedad, que incluyen entumecimiento, debilidad, dolor, desequilibrio y problemas de visión, ocurren porque la capa protectora de mielina que normalmente ayuda a que los impulsos nerviosos viajen a lo largo del axón se encuentra dañada. El axón expuesto es menos capaz de transmitir o conducir impulsos nerviosos, pudiendo incluso dejar de funcionar en absoluto si el deterioro del mismo es lo suficientemente grave.
Cuando las fibras nerviosas no pueden funcionar normalmente para transmitir impulsos a través del cuerpo, esto puede dar como resultado una pérdida de la función neurológica. Volviendo a la comparación entre el SNC y el cableado eléctrico de una casa: ¿qué sucedería si la cubierta de plástico protector de algunos de los cables se desgastara y estos se rompieran? Lo más probable es que las luces no funcionen como deberían o que los electrodomésticos del hogar se apaguen repentinamente. Algo similar sucede cuando la EM interfiere con la comunicación de los nervios en el sistema nervioso central.
El diagnostico en la Esclerosis Múltiple
Los especialistas utilizan múltiples herramientas para diagnosticar la Esclerosis Múltiple, siendo las más importantes el examen neurológico integral, pruebas de neuroimágen y análisis líquido cefalorraquídeo extraído por punción lumbar.
Como en todo diagnóstico clínico, el especialista deberá analizar de manera integral y en contexto los síntomas evidenciados por el paciente y las distintas pruebas realizadas para arribar a una respuesta certera y comenzar a pensar en un tratamiento personalizado para la persona con Esclerosis Múltiple dependiendo del caso particular.