Un reciente estudio publicado en la revista “Gut” y realizado por investigadores de la Universidad de San Francisco y el Hospital General de Veteranos de Taipei en Taiwán encontró que las personas con enfermedad inflamatoria intestinal, ya sea enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa, tienen un mayor riesgo de sufrir demencia.
La investigación incluyó el estudio de 19.200 pacientes taiwaneses y encontró que aquellos con enfermedad inflamatoria intestinal (EII) comenzaron a mostrar síntomas de demencia justo después de los 76 años, en comparación con un inicio promedio a los 83 años entre los que no tenían este tipo de dolencias. Significativamente, el grupo de personas con EII también tenía más del doble de probabilidades de desarrollar demencia, según los resultados de la investigación.
El vínculo entre la EII y la demencia, en números
A partir de este estudio, los investigadores encontraron que la tasa de diagnóstico de demencia era casi cuatro veces mayor en los pacientes con EII en comparación con el grupo de control: se pudo observar que el 5,5 por ciento de las personas con EII desarrollaron demencia, en comparación con el 1,4 por ciento del otro grupo.
Además, los pacientes con EII fueron, en promedio, diagnosticados con demencia a los 76 años, en comparación con los 82 años de los que no tenían EII, y la enfermedad de Alzheimer fue el mayor riesgo de demencia. Después de tener en cuenta los posibles factores influyentes, como la edad y las condiciones subyacentes, las personas con enfermedad inflamatoria intestinal tenían 2,54 veces más probabilidades de desarrollar demencia que las que no la padecían.
Estos hallazgos indican que el eje intestino-cerebro puede ser un factor en el desarrollo de la demencia, con la ruptura de la barrera epitelial intestinal y el desequilibrio microbiológico asociado con la EII que facilita el paso de metabolitos neurotóxicos derivados de microbios intestinales al sistema nervioso central. Si bien se requiere mucha más investigación acerca del tema para terminar de comprenderlo, lo cierto es que estas cifras abren la puerta a nuevos enfoques de tratamiento y abordajes sobre aquellas personas con enfermedad inflamatoria intestinal y sus mayores probabilidades de sufrir demencia.
El vínculo entre la EII y la demencia, ¿a qué se debe?
La enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que comprende la colitis ulcerosa (CU) y la enfermedad de Crohn (EC), se asocia con un estado proinflamatorio dentro de la mucosa intestinal. Esta inflamación puede provocar varios síntomas que incluyen diarrea, dolor abdominal y hemorragia gastrointestinal. Existen numerosos tratamientos disponibles para inhibir la inflamación a través de diferentes mecanismos farmacológicos.
Lo cierto es que la fisiopatología subyacente a la EII es compleja y no se comprende por completo; sin embargo, lo más probable es que incluya al menos alguna forma de desregulación del sistema inmunológico del cuerpo y del microbioma intestinal. Existe una creciente evidencia de que mecanismos similares también pueden desempeñar un papel en otras afecciones no gastrointestinales, como la ansiedad, la depresión, la enfermedad de Parkinson y la demencia.
Específicamente dentro de la demencia, un estado proinflamatorio puede conducir a un aumento de los niveles de estrés oxidativo y el posterior plegamiento incorrecto de las proteínas neurogénicas junto con eventos tromboembólicos que predisponen a un mayor daño vascular. Las alteraciones en el microbioma intestinal también pueden conducir a cambios en el metabolismo bacteriano y desregulación del sistema inmunológico, lo que predispone a condiciones fisiopatológicas que pueden contribuir a la demencia. Cierta flora dentro del microbioma intestinal puede sintetizar algunos neurotransmisores que podrían estar implicados en la demencia, y este exceso de neurotransmisores puede tener un camino más fácil hacia el sistema nervioso central (SNC) a través de la mucosa intestinal, con una mayor permeabilidad en un paciente con EII, lo que también ayudaría a explicar el vínculo entre ambas afecciones y cómo quienes sufren de enfermedad inflamatoria intestinal tienen mayor predisposición a desarrollar demencia a una edad más temprana.