El manejo de la conducta y de los comportamientos es complejo para cualquier persona: sin embargo, el proceso puede ser considerablemente más difícil para quienes han sufrido de daño cerebral traumático y que lidian con problemas de conducta producto de las deficiencias físicas, cognitivas y emocionales asociadas a la lesión.
La reintegración exitosa a la comunidad y el regreso a las actividades habituales del paciente muchas veces dependen de la capacidad del individuo para modificar los comportamientos desadaptativos que pueden resultar del daño cerebral. Los desafíos de comportamiento que con frecuencia requieren intervención tras una lesión neurológica incluyen agresividad, desinhibición, dificultad para relacionarse con los demás, entre otros.
Si bien puede que no sea posible lograr una completa reversión de los problemas de conducta producto de la lesión neurológica, existen diversos abordajes terapéuticos que al menos pueden enfocar sus esfuerzos en modificar algunos de estos comportamientos. Un objetivo más realista es modificar comportamientos.
Daño cerebral y conducta: tipos de intervención
Se han utilizado varios enfoques diferentes para modificar los problemas de conducta en personas con TCE, algunos con más éxito que otros.
Psicoterapia orientada a la introspección
La psicoterapia orientada a la introspección se puede definir como un proceso para ganar más conciencia y comprensión de nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos.
Teóricamente, cuanto más conciencia tenga uno de los pensamientos, sentimientos y comportamientos, mejor podrá cambiarlos. Por lo tanto, la psicoterapia orientada a la introspección guía al individuo a adquirir esta conciencia con el fin de cambiar los patrones de comportamiento.
Este tipo de terapia requiere que el individuo preste atención a la tarea, mantenga el proceso de pensamiento, recuerde lo que está ocurriendo (o sucedió) durante la terapia, use la razón y desarrolle la percepción.
Teniendo en cuenta estos requisitos, es comprensible que las personas con TCE grave, que pueden tener problemas con la atención, la memoria, la organización del pensamiento o el procesamiento abstracto, no encuentren beneficios en este tipo de terapia.
Distinto es lo que sucede con los casos de TCE leve, siendo este tipo de intervención muy valiosa para ayudar al paciente a aumentar la comprensión de lo que ha sucedido, de la lesión misma y sus efectos. También resulta útil para ayudar a la persona a desarrollar estrategias para aceptar la lesión, lograr la autoaceptación, ser realista y adaptarse a los cambios de roles y relaciones. Finalmente, el proceso puede usarse para aumentar la adecuación social y desarrollar estrategias de comportamiento.
Terapia cognitivo-conductual
La terapia cognitivo-conductual es una forma específica de psicoterapia que se ocupa de cómo el comportamiento de las personas está moldeado por su interpretación y percepción de su experiencia. Su objetivo es ayudar al individuo a comprender el vínculo entre creencias, pensamientos, sentimientos y comportamiento. Es decir, según este tipo de enfoque, solemos tener una creencia (realista o no; adaptativa o desadaptativa) que subyace a nuestros pensamientos y da como resultado un patrón de comportamiento que es consistente con esa creencia.
En la terapia cognitivo-conductual, se requiere que el individuo analice el comportamiento desadaptativo con respecto a cualquier creencia subyacente que pueda ser falsa, irreal o contraproducente para satisfacer las necesidades básicas. El beneficio de este enfoque es que uno puede alterar el comportamiento cambiando las creencias o la forma en que uno piensa cuando no se pueda modificar la situación externa.
La eficacia de la terapia cognitivo-conductual en personas que tienen un TCE depende del nivel de funcionamiento cognitivo del individuo. Por ejemplo, se requieren las siguientes características personales para participar en la Terapia Racional Emotiva Conductual que es una forma de terapia cognitivo conductual: autodirección, buena capacidad para tolerar la frustración, flexibilidad, aceptación de la incertidumbre, autoaceptación y la capacidad de asumir la responsabilidad de las propias perturbaciones emocionales.
Terapia de comportamiento o conductual
El objetivo de la terapia conductual es manipular los antecedentes ambientales de la persona (lo que constantemente precede a una conducta) y las consecuencias (lo que sigue o resulta de la conducta) para disminuir la probabilidad de que ocurran conductas desadaptativas y aumentar las conductas adaptativas más positivas. Por lo general, las personas que no son adecuadas para la psicoterapia orientada al conocimiento o la terapia cognitivo-conductual pueden beneficiarse de la terapia conductual.
La terapia conductual se acepta actualmente como una intervención eficaz para modificar la conducta después de un TCE. Por ejemplo, existe evidencia que sugiere que si la intervención de terapia conductual se implementa adecuadamente para satisfacer las necesidades del individuo, los arrebatos disminuyen significativamente en un entorno de hogar grupal para individuos con TCE. Tradicionalmente, la terapia conductual se ha centrado en la modificación de conductas desadaptativas. Sin embargo, también ha sido eficaz para ayudar a las personas a volver a aprender otras habilidades como el cuidado personal, la elaboración de presupuestos, etc.