El daño del lóbulo temporal puede crear efectos únicos en la percepción y cómo alguien interpreta el mundo que los rodea. En esta ocasión, profundizamos acerca de las alteraciones cognitivas derivadas de este tipo de daño cerebral y de qué manera puede abordarse la rehabilitación.
El lóbulo temporal y sus funciones
El lóbulo temporal se encuentra en la parte media inferior del cerebro, justo al lado de las sienes, por encima de las orejas. La principal tarea del lóbulo temporal gira en torno al procesamiento del sonido. Esto incluye:
- Percibir sonidos
- Asignar significado a los sonidos
- Recordar sonidos y sus significados
Sin embargo, el lóbulo temporal no solo procesa el sonido, también es responsable de interpretar lo que ingresa a través del olfato e incluso la vista.
Si bien la visión está controlada principalmente por el lóbulo occipital, el lóbulo temporal le ayuda a comprender lo que está viendo. Es la razón por la que puedes saber que una manzana es una manzana y no otra cosa.
La memoria y la atención son otras de las habilidades asociadas con el lóbulo temporal. En particular, este ayuda en la formación de recuerdos a largo plazo, así como en la formación de los recuerdos visuales y verbales.
Alteraciones producto del daño al lóbulo temporal
Teniendo en cuenta la gran cantidad de funciones en las que juega un papel clave el lóbulo temporal, el daño a esta región del cerebro puede tener un efecto severo en la capacidad de una persona para responder a su entorno.
A continuación, se enumeran algunas de las alteraciones cognitivas más comunes producto del daño del lóbulo temporal.
Prosopagnosia
El daño al lóbulo temporal dificulta enormemente la interpretación de la información visual. Alguien que sufre una lesión en una parte específica de su lóbulo temporal derecho puede tener problemas para reconocer rostros, ya que está implicado en el procesamiento del reconocimiento facial.
Cuando alguien padece esta condición, mirar a su cónyuge o a su mejor amigo, o incluso a sí mismo, puede sentirse como estar ante un verdadero desconocido. Esto no significa que la persona haya olvidado a su ser querido: por lo general, aún pueden reconocerlos por su voz, pero son incapaces de distinguir su rostro del de cualquier otra persona.
Agnosia visual
Existen otros tipos de agnosia además de la prosopagnosia. Una de las formas más incapacitantes, se conoce como agnosia visual.
Con la agnosia visual, una persona no solo no puede distinguir rostros diferentes, sino que no puede reconocer o distinguir objetos en absoluto. Si bien el paciente puede tener una visión perfectamente clara, se vuelve incapaz de reconocer lo que está mirando, ya que se produce una alteración en la integración perceptiva de los estímulos visuales.
Una flor puede confundirse con un perro o un bolígrafo con una cuchara. En un caso extraordinario, que fue ampliamente estudiado y hasta motivó la publicación de un libro, un hombre con agnosia visual confundió a su esposa con un sombrero.
Sin embargo, este tipo de agnosia es poco común y la mayoría de los pacientes con daño en el lóbulo temporal no suelen experimentar alteraciones tan graves.
Afasia receptiva
El lóbulo temporal se encarga de interpretar y asignar significado a varios sonidos.
Como resultado, el daño al lóbulo temporal izquierdo a menudo conduce a problemas para comprender el lenguaje, también conocido como afasia receptiva. Aquellos con afasia receptiva tras una lesión neurológica pueden llegar a sentir que las personas que los rodean hablan otro idioma.
Si se daña el lado derecho del lóbulo temporal, las dificultades estarían en entender la prosodia del lenguaje, es decir, el tono, ritmo e intensidad del lenguaje.
Agnosia auditiva
El daño del lóbulo temporal no solo puede afectar la capacidad de interpretar sonidos, sino que también puede dificultar la detección de los mismos.
Es por eso que algunas personas experimentan pérdida auditiva tras la lesión neurológica: el problema no está realmente en el oído en sí (a menos que se produzcan otros daños en el oído durante la lesión), sino en las estructuras cerebrales responsables del procesamiento del sonido.
Además de los problemas generales de audición, una persona con daño en el lóbulo temporal puede experimentar algo llamado sordera pura para palabras. En estos casos, la persona se vuelve incapaz de oír únicamente las palabras habladas, pero puede receptar sin problemas otro tipo de sonidos.
Esta condición es similar a la afasia receptiva, con la diferencia de que la persona no pierde la capacidad de comprender el lenguaje; todavía puede hablar, leer y escribir e incluso leer los labios, pero no puede escuchar las palabras con claridad.
Pérdida de memoria
El hipocampo, la estructura del cerebro responsable de la formación de recuerdos a largo plazo, se encuentra en el lóbulo temporal.
Esto significa que los problemas de memoria son un efecto muy común del daño del lóbulo temporal. El problema de memoria más común después de una lesión en el lóbulo temporal es la dificultad para formar nuevos recuerdos y recuperarlos a largo plazo.
En casos graves, el daño al lóbulo temporal no solo dificulta la formación de nuevos recuerdos, sino que también puede borrar provocar dificultades en la recuperación de los recuerdos autobiográficos ya existentes. Esto puede hacer que la persona tenga un cambio drástico en la imagen de sí misma e incluso puede provocar cambios de personalidad tras el daño cerebral.
Daño al lóbulo temporal y su abordaje profesional
El tratamiento para el daño del lóbulo temporal requerirá el mismo enfoque que otros tratamientos para daño cerebral traumático: el foco deberá ponerse en los síntomas.
Los problemas de memoria y atención se pueden mejorar mediante un programa de rehabilitación neuropsicológica, donde tras una exhaustiva evaluación, se diseñará un programa de rehabilitación cognitiva.
Los logopedas, por su parte, pueden ayudar a tratar las afasias mediante un programa de rehabilitación del lenguaje y sugerir diferentes estrategias de afrontamiento para afrontar las dificultades de forma eficaz.
Es importante recordar que los efectos del daño cerebral traumático no siempre son permanentes. El cerebro posee una capacidad dinámica para curarse a sí mismo y permitir que las partes no dañadas del cerebro tomen el control de las funciones dañadas, siendo la mejor manera de activar esta habilidad es a través de ejercicios funcionales de forma intensiva. Con el plan de tratamiento adecuado y la terapia continua, la recuperación siempre es una posibilidad.