El trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por dos tipos de comportamientos inusuales: por un lado, déficits en la comunicación e interacción social y por el otro, comportamientos restringidos o repetitivos.
En esta ocasión describiremos qué cuestiones se deben observar para identificar algunos síntomas de TEA en niños, siendo la atención y la intervención temprana sumamente importante en el abordaje del tratamiento.
Trastorno del espectro autista o TEA: ¿Qué es?
El autismo es un trastorno neurológico que puede causar importantes desafíos sociales, de comunicación y de comportamiento en el niño que lo sufre. Los síntomas de TEA involucran tres áreas principales del desarrollo e impactan las habilidades del niño para:
- Participar en interacciones sociales recíprocas con los demás.
- Comunicarse con los demás en formas típicas del desarrollo; y
- Participar en una variedad de actividades y comportamientos típicos de la edad y etapa de desarrollo del niño.
Signos de TEA a tener en cuenta
Los signos o síntomas de TEA suelen manifestarse durante la primera infancia del paciente, y lo cierto es que variarán dependiendo de cada persona, ya que no existen dos niños iguales dentro del trastorno del espectro autista. Si bien cada caso particular cuenta con sus propias características, algunos de los signos generales que pueden estar presentes en un paciente con TEA son:
- Problemas o dificultades para relacionarse con los demás o no falta total de interés por relacionarse con otras personas
- Se evita el contacto visual
- Dificultades para comprender los sentimientos de otras personas o para hablar sobre sus propios sentimientos
- Prefieren no ser abrazados o acariciados, algunos darán abrazos solo cuando ellos quieran
- Algunos pacientes responden a ciertos sonidos, pero parecen no darse cuenta cuando alguien les habla.
- Pueden estar muy interesados en las personas, pero no saber cómo hablar, jugar o relacionarse con ellas
- Problemas o dificultades para expresar sus necesidades con palabras o movimientos típicos
- Muchos presentan dificultades para jugar juegos simbólicos o de «imitación» (por ejemplo, no pueden jugar a «alimentar» a una muñeca)
- Dificultades para adaptarse cuando se cambia la rutina habitual
- Reacciones sensoriales inusuales, es decir, a la forma en que las cosas huelen, saben, se ven, se sienten o suenan
Trastorno del espectro autista o TEA: ¿Qué observar?
Como hemos mencionado anteriormente, los niños con trastorno del espectro autista se caracterizan por una combinación de dos tipos de comportamientos inusuales: déficits en la comunicación y habilidades sociales, y comportamientos restringidos o repetitivos. Estos síntomas pueden variar mucho en gravedad e intensidad dependiendo del caso concreto.
Comunicación social e interacción social
Los signos de los déficits o dificultades sociales que se pueden notar en un niño en desarrollo incluyen aversión a las demostraciones de afecto como abrazar y una preferencia por el juego solitario. En los niños más pequeños, no responder a su propio nombre es una señal de alerta, al igual que el desinterés por compartir o mostrar objetos de interés.
En los niños mayores, las señales de advertencia incluyen dificultad para mantener una conversación recíproca, falta de contacto visual y dificultad para usar y leer el lenguaje corporal. Estos niños pueden tener dificultades para reconocer las emociones de los demás, responder adecuadamente a diferentes situaciones sociales y relacionarse con los demás.
En relación a la comunicación, se observará que algunos niños con TEA no hablan; otros hablan en un tono forzado, “robótico” o con un tono o ritmo exagerado. También puede observarse que el pequeño tiende repetir ciertas frases sin dar la impresión de comprender su significado, o poseer lo que los expertos llaman “conocimiento no funcional”, información que puede recitar, pero que no puede usar para resolver problemas o mantener una conversación.
Comportamientos restringidos o repetitivos
Los signos de comportamiento clave a la hora de identificar a pacientes con TEA incluyen la realización de acciones y rituales repetitivos, y la fijación en detalles minuciosos hasta el punto de generar distracción.
En los niños pequeños, los signos de TEA pueden incluir ordenar juguetes en lugar de jugar con ellos. En aquellos pequeños un poco más mayores, el comportamiento repetitivo puede manifestarse como un gran interés en un tema u objeto específico.
Los nuevos criterios de comportamiento que han comenzado a incluirse en los distintos manuales de diagnóstico incluyen lo que se conoce como problemas de procesamiento sensorial.
Muchos niños con TEA son inusualmente sensibles a los sonidos, luces, texturas u olores por lo que pueden sentirse abrumados por demasiada información sensorial. En el panorama contrario, también existirán pacientes que se sientan perturbados e incómodos debido a la falta de información sensorial, que pueden tratar de obtener chocando con cosas y tocando y oliendo cosas en exceso.