El cerebro, como ya hemos mencionado en más de una ocasión, es un órgano muy complejo: este controla y coordina todo, desde el movimiento de nuestros dedos hasta la frecuencia cardíaca. Por otro lado, este también juega un papel crucial en cómo controlamos y procesamos las emociones.
Si bien los expertos aún tienen muchas preguntas sobre el papel que juega el cerebro en una gran variedad de emociones, lo cierto es que ya se han podido identificar los orígenes de algunas de las más comunes, como el miedo, la ira, la felicidad y el disgusto.
El cerebro y las emociones
Como todos sabemos, las emociones son complejas: los psicólogos dicen que solo tenemos 6 emociones básicas, que son la felicidad, la ira, la tristeza, el miedo, la sorpresa y el disgusto. Todas nuestras otras emociones se construyen a partir de estas 6 básicas. Por ejemplo, los celos provienen de un sentimiento combinado de ira o tristeza, mientras que la satisfacción puede ser un tipo de felicidad.
Cuando se trata de emociones, existen regiones en el cerebro, específicamente en el sistema límbico, que están asociadas con cada una de las 6 principales. Las emociones son en realidad experiencias que están asociadas con la activación de ciertas regiones del cerebro.
¿De dónde vienen las emociones?
El sistema límbico es un grupo de estructuras interconectadas ubicadas en lo profundo del cerebro: esta es la parte del cerebro responsable de las respuestas emocionales y de comportamiento.
Si bien los científicos aún no han llegado a un acuerdo sobre la lista completa de estructuras que componen el sistema límbico, las siguientes estructuras generalmente se aceptan como parte del grupo:
Hipotálamo
Además de controlar las respuestas emocionales, el hipotálamo también participa en la regulación endocrina, como respuestas sexuales, la liberación de hormonas antidiurética y oxitocina, o la regulación de la temperatura corporal.
Hipocampo
El hipocampo ayuda a conservar y recuperar recuerdos. También juega un papel en la forma en la que se comprende las dimensiones espaciales de su entorno.
Amígdala
La amígdala ayuda a coordinar las respuestas a las cosas del entorno, especialmente aquellas que desencadenan una respuesta emocional. Esta estructura juega un papel importante en el miedo y la ira.
Corteza límbica
Esta parte contiene dos estructuras, la circunvolución del cíngulo y la circunvolución parahipocampal. Juntos, impactan el estado de ánimo, la motivación y el juicio.
Estructuras emocionales en el cerebro
La tomografía por emisión de positrones y los estudios de resonancia magnética funcional han demostrado que algunas emociones tienen más probabilidades de estar asociadas con diferentes regiones de la actividad del sistema límbico que otras.
La felicidad
Esta activa varias áreas del cerebro, incluyendo la corteza frontal derecha, el precuneus, la ínsula izquierda y la amígdala izquierda. Esta actividad involucra conexiones entre la conciencia (corteza frontal e ínsula) y el «centro de sentimiento» (amígdala) del cerebro.
El miedo
Esta respuesta se genera por estimulación de la amígdala, seguida del hipotálamo. Esta es la razón por la que algunas personas con daño cerebral con afectación de la amígdala no siempre responden adecuadamente a situaciones peligrosas.
Cuando la amígdala estimula el hipotálamo, inicia la respuesta de lucha o huida. El hipotálamo envía señales a las glándulas suprarrenales para producir hormonas, como adrenalina y cortisol.
A medida que estas hormonas ingresan al torrente sanguíneo, se experimentan algunos cambios físicos como:
- Cambios en el ritmo cardiaco
- Alteración de la frecuencia respiratoria
- Glucemia
- Transpiración
La tristeza
Se asocia con una mayor actividad del lóbulo occipital derecho, la ínsula izquierda, el tálamo izquierdo, la amígdala y el hipocampo. El hipocampo está fuertemente relacionado con la memoria, y tiene sentido que la conciencia de ciertos recuerdos esté asociada con sentirse triste.
La tristeza se ha estudiado más que las otras emociones porque la depresión puede durar mucho tiempo; los efectos de los antidepresivos se pueden medir basándose en la mejora de los síntomas.
El disgusto
Es un sentimiento interesante que a menudo se asocia con la evitación. Esta emoción se asocia con la activación y las conexiones entre la amígdala izquierda, la corteza frontal inferior izquierda y la corteza insular.
La ira
Es una emoción importante que muchas personas, tanto adultos como niños, tratan de controlar. La ira se asocia con la activación del hipocampo derecho, la amígdala, ambos lados de la corteza prefrontal y la corteza insular.
La ira comienza cuando la amígdala estimula el hipotálamo, al igual que en la respuesta al miedo. Además, partes de la corteza prefrontal también pueden desempeñar un papel en la ira. Las personas con daños en esta área a menudo tienen problemas para controlar sus emociones, especialmente la ira y la agresión.
Partes de la corteza prefrontal del cerebro también pueden contribuir a la regulación de una respuesta de ira.
La sorpresa
Es una emoción que puede hacerte sentir bien o puede hacerte sentir mal. La sorpresa activa la circunvolución frontal inferior bilateral y el hipocampo bilateral. El hipocampo está fuertemente asociado con la memoria, y el elemento sorpresa está, por naturaleza, asociado con experimentar algo que no recuerdas o no esperas.