La encefalitis es una infección o inflamación del cerebro: esta interfiere con la función cerebral, lo que resulta en síntomas característicos como cambios de comportamiento, convulsiones y pérdida del conocimiento.
Tras haber cursado una encefalitis, la persona en cuestión puede tener efectos residuales prolongados, como epilepsia, debilidad muscular y alteraciones en el estado de ánimo. El diagnóstico oportuno y el tratamiento inmediato pueden mejorar el resultado y prevenir daños y discapacidades cerebrales a largo plazo.
Síntomas de encefalitis
La encefalitis puede comenzar de manera gradual e ir empeorando con el paso del tiempo de manera rápida: suele comenzar con signos muy inespecíficos como la fiebre, las dificultades para concentrarse y la sensación de letargo, síntomas que pueden en principio dificultar el diagnostico.
Algunos de los signos más frecuentes en la encefalitis son los siguientes:
- Fiebre
- Dolores de cabeza
- Problemas de concentración
- Dolor de oído
- Dificultades para oír con claridad
- Rigidez en el cuello
- Somnolencia
- Cambios de humor y comportamiento
- Náuseas y vómitos
- Mareos intensos y alteraciones en el equilibrio
- Debilidad del brazo o pierna en un lado del cuerpo
- Sensaciones como hormigueos, entumecimientos o dolor
- Problemas de visión
- Sentido del olfato distorsionado
- Alucinaciones
- Convulsiones
- Dificultad para respirar
- Pérdida de consciencia
En el caso de la encefalitis crónica, los cambios de concentración, humor y personalidad pueden ser más prominentes que los problemas neurológicos como las convulsiones o la sensación de debilidad.
Causas de la encefalitis
Existen diversos factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de desarrollar encefalitis: un sistema inmunológico débil como resultado de una inmunodeficiencia o inmunosupresores pueden predisponer a la persona a sufrir una encefalitis infecciosa.
Las enfermedades autoinmunes y la quimioterapia, que pueden predisponer a la encefalitis inflamatoria, también están asociadas con la inmunodeficiencia y pueden aumentar el riesgo de encefalitis infecciosa.
Encefalitis infecciosa
En líneas generales, el tejido cerebral se encuentra protegido de las infecciones por las meninges (un tipo de cubierta que envuelve y protege al cerebro). Y otro tipo de protección descrita como la barrera hematoencefálica se debe a la estructura de los vasos sanguíneos en el cerebro, que no son fáciles de penetrar para los microorganismos infecciosos (como bacterias y virus).
Sin embargo, las meninges pueden sufrir infección o inflamación, fenómeno que conocemos como “meningitis”: esta a su vez puede extenderse al cerebro y causar encefalitis, especialmente si el paciente tiene un sistema inmunológico débil.
Algunos tipos infecciosos de encefalitis son transmitidos por mosquitos o garrapatas, mientras que otros pueden contagiarse de persona a persona a través del aire o de los alimentos.
Los factores que pueden causar encefalitis incluyen:
- Bacterias: meningococo y neumococo. La infección por estreptococos beta-hemolíticos del grupo A puede causar Corea de Syndenham, un tipo de encefalitis que afecta a los niños y provoca movimientos inusuales. Generalmente suele tratarse con éxito, aunque puede causar cambios de comportamiento a largo plazo en algunos niños.
- Virus: la rabia, que se transmite por la mordedura de un animal infectado, y el virus del Nilo Occidental y el virus chikungunya que son transmitidos por mosquitos pueden provocar la enfermedad. Por otro lado, también puede surgir a raíz del flavivirus que se transmite por picaduras de garrapatas, por los virus del herpes, el virus del VIH, el sarampión, el de varicela-zoster y el enterovirus, siendo estos últimos potencialmente causantes de encefalitis y transmitiéndose de persona a persona.
- Leucoencefalopatía multifocal progresiva: se trata de una infección cerebral grave causada por la reactivación del virus John Cunningham, que de otro modo sería inofensivo, generalmente como resultado del tratamiento con inmunosupresores potentes.
- Parásitos: la malaria, la cisticercosis y el toxoplasma son gusanos y parásitos que pueden infectar el cerebro.
- Hongos: las infecciones por hongos pueden infectar el sistema nervioso. Por ejemplo, la histoplasmosis y la cándida son infecciones fúngicas que pueden causar encefalitis si una persona está gravemente inmunodeprimida.
- Sepsis o septicemia: la septicemia es una infección de la sangre (generalmente bacteriana) y la sepsis es la respuesta inflamatoria del cuerpo a una infección grave de la sangre. La encefalitis infecciosa o no infecciosa puede ocurrir con sepsis o septicemia, lo que típicamente resulta en efectos sistémicos graves, así como en el cerebro.
Encefalitis no infecciosa
La encefalitis puede deberse a una enfermedad inflamatoria que afecta al cerebro o puede desarrollarse inflamación en respuesta a un tratamiento médico. Las condiciones no infecciosas que causan encefalitis incluyen:
- Enfermedad inflamatoria del sistema nervioso central, incluida la esclerosis múltiple y la encefalomielitis diseminada aguda.
- Enfermedades inflamatorias sistémicas que afectan al cerebro, como sarcoidosis, lupus eritematoso sistémico (LES) y artritis reumatoide.
- Encefalitis de Rasmussen, una enfermedad inflamatoria congénita del cerebro
- Cáncer de cerebro, como linfoma del sistema nervioso central (SNC)
- Metástasis del cáncer al cerebro o metástasis leptomeníngea (diseminación del cáncer por todo el cerebro y la médula espinal).
- Síndrome paraneoplásico causado por anticuerpos u hormonas inducidos por el cáncer que se dirigen a determinadas células del cerebro.
- Quimioterapia
- Radiación dirigida al cerebro para el tratamiento del cáncer, incluida la irradiación craneal profiláctica