Si bien no todo el mundo puede volver al trabajo tras haber sufrido daño cerebral, existe un gran porcentaje de pacientes que desean y pueden hacerlo, aunque no se debe perder de vista que los efectos de haber sufrido una lesión cerebral pueden traer una serie de cambios a la forma en la que la persona experimenta distintos aspectos de su vida, incluyendo el empleo.
Es probable que quien ha sufrido daño cerebral ya no pueda hacer el trabajo que antes hacía de la misma manera, siendo necesario realizar ciertas adaptaciones al lugar, de cumplimiento de tareas o al tipo de actividades que debe realizar el paciente para que se ajusten a su nueva realidad. Alternativamente, otros podrán optar por cambiar de trabajo ante la imposibilidad de adaptar su empleo anterior a sus nuevas circunstancias.
Independientemente de que se trate de un trabajo nuevo o de retomar el empleo anterior, en esta ocasión haremos un recorrido por distintas estrategias que pueden implementarse cuando se debe encarar el enorme desafío de volver al trabajo tras una lesión cerebral.
Daño cerebral: estrategias prácticas para prepararse antes de volver al trabajo
Volver al trabajo o comenzar con un nuevo empleo tras haber sufrido daño cerebral es, sin duda alguna, un gran desafío para el paciente: a raíz de la lesión pueden producirse diferentes efectos en la manera en la que la persona experimenta la vida y en la forma en la que realiza sus actividades diarias, por lo que el trabajo puede volverse un espacio de gran complejidad para muchos. Veamos algunas recomendaciones prácticas para prepararse:
La importancia del apoyo
Es importante elegir un trabajo que sea adecuado; Aunque seguramente nadie conozca mejor que tú mismo tus habilidades, intereses y experiencias personales, puede ser muy útil buscar consejo y apoyo de familiares, amigos cercanos y servicios profesionales que nos orienten en esta nueva realidad de búsqueda o vuelta al empleo.
Esto puede ser particularmente útil si existen dificultades con la memoria o con la toma de decisiones: aceptar la ayuda de otros es un signo de fortaleza y el apoyo adecuado puede hacer que el regreso al trabajo o el inicio de un nuevo camino laboral sean mucho más exitosos.
Regresar cuando te sientas listo
Uno de los problemas más comunes que enfrentan los sobrevivientes de lesiones cerebrales cuando regresan al trabajo es que deciden volver a sus tareas demasiado pronto porque no se dan cuenta de cómo los efectos del daño cerebral afectarán su desempeño laboral.
Este es un problema particular cuando se ha logrado una buena recuperación física, ya que las personas a menudo asumen que las capacidades cognitivas también se han recuperado con la misma efectividad.
Regresar al trabajo muchas veces revela la magnitud de las dificultades a las que debe enfrentarse quien ha sufrido un daño cerebral, y regresar demasiado pronto puede dañar la confianza del paciente en sí mismo. Por todo esto, y con el adecuado acompañamiento profesional, lo mejor es que la persona vuelva a la vida laboral una vez que se sienta realmente preparada para ello y sus terapeutas así lo recomienden.
Ser positivo, pero realista
La actitud que tienes hacia la vuelta al trabajo es muy importante: la investigación ha demostrado que los siguientes factores son particularmente influyentes:
- Voluntad de aceptar y actuar en base a la retroalimentación honesta de otros
- Conocimiento y percepción realistas
- Disposición a utilizar estrategias para manejar estas circunstancias
- Voluntad de comunicarle a los demás lo que necesitas
Ser optimista en este aspecto no significa simplemente decir “volveré a trabajar”, sino que refiere a considerar y planificar cuidadosamente las mejores opciones que tienes sobre la mesa y poder adaptar lo que haces a tu nueva realidad de manera consciente. Significa preguntarse, «¿qué puedo hacer?», «¿Con qué cuestiones voy a tener dificultades?» y «¿cómo manejaré los problemas?»
Debe existir siempre un equilibrio entre la positividad y el realismo: las expectativas poco realistas pueden conducir a la decepción y la pérdida de la autoestima por parte de quien ha sufrido daño cerebral, y contar con buenas estrategias entendiendo que la lesión cerebral ha tenido efectos sobre la percepción y la manera en la que se encaran las cosas es fundamental.
El entorno de trabajo y las demandas
Los efectos de una lesión cerebral pueden hacer que algunos entornos de trabajo sean inadecuados para la persona: por ejemplo, los entornos de oficina muy ruidosos y estresantes pueden ser difíciles de manejar si se tiene dificultades para concentrarse y filtrar las distracciones no deseadas. Los trabajos con niveles muy altos de estrés y plazos exigentes también pueden ser inadecuados para la persona que ha sobrevivido al daño cerebral.
Si bien cada caso es un mundo y no todos los pacientes tienen las mismas secuelas o lidian con las mismas problemáticas, las siguientes características son las condiciones ideales de trabajo para una persona con daño cerebral:
- Tener un empleador comprensivo que brinde retroalimentación, apoyo y estabilidad.
- Poco estrés y pocas fechas límite que generen presión
- Que se requieran conocimientos y habilidades preexistentes
- Que se requiera completar solo una tarea a la vez
- Que haya estructura, rutina y previsibilidad
- Si la fatiga es un problema, que sea un trabajo a tiempo parcial
Utilizar estrategias compensatorias y ayudas externas
Muchas personas usan ayudas externas sobre todo para compensar dificultades de la memoria: estas pueden ser particularmente útiles para quienes han sufrido daño cerebral, ya que limitan la dependencia hacia los sistemas de memoria y permiten surfear algunas dificultades típicas tras la lesión cerebral. Algunos ejemplos de ayudas para la memoria y la planificación incluyen:
- Diarios, agendas o cuadernos
- Listas de tareas pendientes
- Teléfonos móviles
- Relojes
- Calendarios
- Aplicaciones móviles, como calendarios y alarmas.
- Gráficos de pared
- Grabadoras y dictáfonos
- Notas adhesivas